Deporte e intervención socioeducativa: impacto en el bienestar y capital social en comunidades con desventaja socioeconómica

Sport and socio-educational intervention: impact on well-being and social capital in socioeconomically disadvantaged communities

Yamile Turizo-Palencia, Claudia Arenas-Rivera, Luz Ibáñez-Navarro, Pedro López-Pérez

Deporte e intervención socioeducativa: impacto en el bienestar y capital social en comunidades con desventaja socioeconómica

Cultura, Ciencia y Deporte, vol. 18, núm. 58, 2023

Universidad Católica San Antonio de Murcia

Yamile Turizo-Palencia

Departamento de Ciencias Sociales, Universidad de la Costa, Colombia


Claudia Arenas-Rivera

Departamento de Ciencias Sociales, Universidad de la Costa, Colombia


Luz Ibáñez-Navarro *

Departamento de Ciencias Sociales, Universidad de la Costa, Colombia


Pedro López-Pérez

Departamento de Ciencias Sociales, Universidad de la Costa, Colombia


Recibido: 23 marzo 2023

Aceptado: 02 noviembre 2023

Resumen: El desarrollo comunitario contempla diversas áreas de abordaje como, salud, deporte, entre otras, que buscan mejorar las condiciones de vida de personas o grupos en un contexto específico. En este sentido, algunas instituciones generan intervenciones a través de estrategias como el deporte o la atención nutricional. Atendiendo a esto, el objetivo de la presente investigación fue analizar la influencia de las intervenciones realizadas por dos organizaciones no gubernamentales, en el bienestar psicológico y el capital social de dos poblaciones que viven en zonas de desventaja socioeconómica en Colombia. La investigación fue de tipo cuantitativa transversal explicativa, realizada con 257 participantes de las entidades que implementan intervenciones sociales. Se aplicó la Escala de Bienestar Psicológico de Ryff, y la Escala de medición del Capital Social de Cardozo y Cortés. Los resultados evidenciaron que las comunidades perciben mayor identificación con las intervenciones basadas en la alimentación; en contraste con aquellas que basan sus acciones en la puesta en marcha de estrategias a largo plazo basadas en el deporte. Se plantea la reflexión respecto al efecto que produce las intervenciones que satisfacen necesidades básicas como la alimentación, por encima de otro tipo de intervenciones que se concentran en el fortalecimiento comunitario y personal.

Palabras clave: Fútbol, nutrición, desarrollo comunitario, pobreza.

Abstract: Community development includes various areas of approach such as health, sports, among others, which seek to improve the living conditions of individuals or groups in a specific context. In this sense, some institutions generate interventions through strategies such as sports or nutritional care. In view of this, the objective of this research was to analyze the influence of interventions carried out by two non-governmental organizations on the psychological well-being and social capital of two populations living in socioeconomically disadvantaged areas in Colombia. The research was of a quantitative transversal explanatory type, carried out with 257 participants of the entities that implement social interventions. Ryff's Psychological Well-Being Scale and Cardozo and Cortés' Social Capital Measurement Scale were applied. The results showed that communities perceive greater identification with food-based interventions; in contrast with those that base their actions on the implementation of long-term strategies based on sports. This raises the question of the effect of interventions that meet basic needs such as food, over other types of interventions that focus on community and personal strengthening.

Keywords: Soccer, nutrition, community development, poverty.

Introducción

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) planteó en su informe sobre el desarrollo humano del año 2021/22, que la pobreza, y las desigualdades sociales empeoraron después de la pandemia por el COVID 19 (United Nations Development Programme [UNDP], 2022). Es así como tener condiciones de desigualdad bloquea los avances, y la distribución de oportunidades entre los niños y/o menores (PNUD, 2019).

Según Gutiérrez et al. (2020) las personas o miembros de un grupo familiar se enfrentan a una situación de desventaja socioeconómica, cuando no alcanzan los indicadores que miden la pobreza multimodal (salud, educación, necesidades básicas del hogar, y acceso a servicios públicos). Para contrarrestar este panorama, se requieren acciones que disminuyan el impacto de problemáticas difíciles como la desigualdad, la desintegración comunitaria, la marginación, el desconocimiento de derechos, la falta de educación, entre muchas otras situaciones (Aguirre et al., 2019). De allí la importancia de generar procesos interventivos que busquen cambiar, modificar o transformar dinámicas sociales (Trujillo & Palacios, 2020) y para hacerlo, es necesario proyectar, planear, generar aportes que promuevan la autonomía comunitaria (Avello et al., 2017; Sánchez, 2015).

En los espacios comunitarios, los procesos interventivos generan un impacto significativo en la mejora de la calidad de vida de las personas, sin embargo, es importante realizar procesos de evaluación que hagan seguimiento a los resultados alcanzados (Turizo-Palencia et al., 2021). Al respecto, Sevil-Serrano et al. (2020) afirman que las entidades que generan procesos interventivos deben tener claridad sobre cómo fomentar el desarrollo, y cómo alcanzar los logros deseados en coherencia con las metodologías que utilizan.

Por su parte, Montero (2004) indica que la falta de comprensión de los agentes interventores respecto a intervenciones no asistencialistas, se convierte en un factor que incide en que las acciones de las entidades no obtengan los resultados esperados. Lo anterior, se asocia a lo encontrado por Cruz (2017) quien analizó el discurso de los participantes de un proyecto en torno a sus concepciones frente a la intervención, en los que tanto usuarios como agentes interventores concibieron este proceso como una acción vertical, visión que se asocia a expectativas asistenciales por parte de la población. Dichas intervenciones asistenciales despiertan en las personas un sentimiento de gratitud (Landini, 2013) y reciprocidad (Canals, 2002) e impactan en la forma en se percibe tal intervención.

Igualmente, es necesario tener presente las condiciones de vulnerabilidad de una comunidad, debido a que influyen de manera directa en el desarrollo socioeconómico, en la salud mental y en las relaciones interpersonales (Cardozo et al., 2018).

Aspectos importantes en la intervención comunitaria: Bienestar psicológico y Capital social

El bienestar y el capital social hacen parte de las dimensiones del progreso comunitario (Alzugary et al., 2021). El bienestar se concibe como un estado que fomenta la satisfacción del individuo, y al mismo tiempo, es un factor que potencializa el desarrollo de acciones para la solución de problemáticas sociales (Amar et al., 2013).

Igualmente, ha sido destacado por la Organización Mundial de la Salud [OMS] (2022), como un elemento que incide en la salud mental, y que repercute en el cumplimiento de los derechos humanos y mejoramiento de la calidad de vida. Es decir, el sufrimiento mental de las personas dificulta el desarrollo humano, en la medida que limita las capacidades para transformar sus realidades (UNDP, 2022).

En ese sentido, se destaca el bienestar psicológico como un aspecto clave en la salud mental, el cual hace referencia al desarrollo permanente de las potencialidades de los individuos e integra las siguientes dimensiones planteadas por Ryff (1989): autoaceptación, la cual hace referencia a sentirse bien consigo mismo, siendo consciente de sus propias limitaciones; relaciones positivas con otros, está asociada a poder establecer vínculos basados en la confianza y el afecto; autonomía, que se relaciona con la capacidad de determinación que tienen las personas; dominio del entorno, relacionado con la habilidad que tienen las personas para dirigir su vida de acuerdo a sus intereses; propósito en la vida, hace referencia a plantearse objetivos que doten de sentido a la vida; finalmente, crecimiento personal, relacionado a la búsqueda constante del ser humano por desarrollar sus capacidades. Lo anterior, permite generar una autoevaluación en distintas áreas de su vida, el reconocimiento de cualidades positivas y negativas, reflejadas en el relacionamiento con los demás y con su entorno (Reche García, et al., 2022).

Por otra parte, el capital social, se enfoca en las relaciones sociales, centrándose en el entramado que queda en medio del individuo y la estructura social (González, 2009). Este puede evidenciarse en contextos comunitarios y organizacionales, los cuales se constituyen como un soporte significativo en situaciones de vulnerabilidad (Cardozo Rusinque et al., 2017).

A nivel cognitivo, este constructo, está conformado por las dimensiones de confianza, cooperación y reciprocidad. La confianza, se relaciona con la creencia que los demás no intentarán hacer daño, por el contrario, contribuyen al bienestar propio (Cardozo-Rusinque et al., 2018a). La cooperación, es la acción que va orientada al logro de objetivos en común. Y la reciprocidad, involucra un intercambio de beneficios (Cardozo-Rusinque et al., 2018a).

A nivel estructural, el capital social tiene las dimensiones de compromiso cívico, relacionado con la adhesión a un grupo con el que se comparten normas sociales (Cardozo-Rusinque et al., 2018b); redes sociales, y el apoyo de la comunidad.

Respecto a la relación del capital social con la salud mental, se ha comprobado que existe una relación entre éstas, y que el capital social tiene un efecto beneficioso en la salud mental de las personas, al promover la creación de lazos de confianza, desarrollar el potencial humano, y generar esperanza con relación al futuro de la sociedad (Cardozo Rusinque et al., 2017)

En Colombia, existen diversas entidades no gubernamentales, que implementan procesos interventivos relacionados con el bienestar psicológico, el capital social y otros aspectos asociados al desarrollo social. Dichos procesos se llevan a cabo a través de metodologías que le apuestan a la satisfacción de necesidades básicas, como la alimentación, convirtiéndose en una acción significativa que promueve cambios y motiva a diversos grupos poblacionales (adultos, adolescentes, niños) a contribuir y ser activos en sus transformaciones sociales. Para otras entidades, el deporte se convierte en una herramienta práctica y estratégica para el abordaje de diversas situaciones, especialmente con los niños, niñas y adolescentes. De esta manera, el deporte se promueve como una estrategia fundamental para el desarrollo del ser, visto como un agente social, autopromotor de cambios desde el área personal, familiar y social-comunitaria, con grandes efectos motivacionales en la educación de niños; y con una fuerte influencia en la autoestima de los adolescentes (Ferriz et al., 2020; Martínez de Ojeda et al., 2021; Moral et al., 2021). De igual forma los eventos deportivos regulares pueden generar impactos socioculturales positivos relacionados con el sentimiento de pertenencia, identificación y orgullo a una comunidad (Parra-Camacho et al., 2021).

En este sentido, existe evidencia sobre la eficacia de programas deportivos sobre habilidades personales y sociales en niños y adolescentes. Al respecto, Menéndez y Fernández (2016) desarrollaron una investigación para medir el impacto de un modelo de educación deportiva y un modelo de responsabilidad personal y social en adolescentes, encontrando que la combinación de ambas pedagogías mejoró significativamente sus actitudes hacia la violencia, la responsabilidad social, la competencia y sus relaciones. En esta misma línea, Koon et al. (2017) llevaron a cabo un estudio respecto a la implementación de un programa de entrenamiento en valores basado en la educación física y deportiva, los resultados indican que los adolescentes participantes aprendieron sobre valores como la resiliencia, el compromiso y el respeto. Asimismo, sus padres reportaron cómo sus hijos aplicaron estos valores en sus hogares.

A partir de este contexto, el objetivo de la presente investigación fue analizar la influencia de las intervenciones realizadas por dos organizaciones no gubernamentales, en el bienestar psicológico y capital social, de dos poblaciones que viven en zonas de desventaja socioeconómica en Colombia. Ambas intervenciones buscan generar cambios a nivel personal y social en niños, jóvenes y adultos, a través de metodologías distintas: una basada en el fútbol, y otra en la atención nutricional.

Así entonces, este estudio indagó sobre el impacto de estas estrategias en el bienestar psicológico y capital social. De esta manera, este estudio aporta al conocimiento desde el modelo basado en evidencia, sobre la efectividad de programas sociales, y cómo estos aportan al bienestar y desarrollo de las comunidades, dado que es poco lo que existe en la literatura científica sobre este tema. Al mismo tiempo, esta investigación, se convierte en un insumo para fortalecer los programas de intervención social, que utilizan estrategias como la nutrición y el deporte, para impactar en el mejoramiento de la calidad de vida de estas comunidades.

Método

La presente investigación cuantitativa es de tipo transversal explicativo ex post facto, analizó el impacto de dos organizaciones no gubernamentales, que implementan diferentes metodologías para generar procesos de cambio a nivel personal y social en niños, jóvenes y adultos que viven en sectores de desventaja socioeconómica, sobre el bienestar psicológico y el capital social en una muestra de personas beneficiarias de las acciones implementadas. Una de ellas lo hace a través del fútbol, y la otra por medio de actividades psicosociales y la nutrición.

Participantes

La investigación se llevó a cabo en la ciudad de Barranquilla y su área metropolitana. Este estudio se realizó con dos entidades ubicadas en zonas de desventaja socioeconómica, que brindan programas de intervención psicosocial. La muestra estuvo conformada intencionalmente acorde a los objetivos de la investigación. Participaron de una entidad 122 personas (85.5% mujeres), con edades entre 18 a 60 años (M = 37.21 DT = 10.46) y de otra entidad 135 personas (82% mujeres) con edades entre los 18 y 70 años (M = 36.09 DT = 11.79), todos dieron su consentimiento frente a los objetivos del estudio. Entre los criterios de inclusión se consideraron los siguientes: ser padres o responsables de los niños, niñas y adolescentes que hacen parte de los programas de la entidad y encontrarse activos también en alguno de los programas de las entidades.

Procedimiento

Esta investigación surgió por interés de ambas entidades en conocer el impacto que habían generado los programas en los participantes, con el fin de tener información basada en evidencia para mejorar sus procesos de intervención. Ambas entidades buscan generar procesos de cambio a nivel personal y social en niños, jóvenes y adultos. La metodología utilizada por una de las organizaciones se basa en el uso del fútbol, como herramienta para el fortalecimiento personal y comunitario, mientras que la otra se enfoca más en la atención nutricional en comunidades.

Los datos fueron recogidos entre los años 2019 y 2020. Teniendo en cuenta las condiciones socioeconómicas de los participantes y la proximidad geográfica de sus viviendas en ambas entidades, se decidió aplicar los instrumentos en las instalaciones de esta sin la presencia de sus funcionarios para garantizar confidencialidad de los datos y libertad al momento de responder las preguntas. La convocatoria para la aplicación a la muestra seleccionada se realizó con el apoyo de ambas entidades. El día de la aplicación, todos los participantes fueron informados acerca de los procedimientos a realizar incluyendo el derecho a retirarse del estudio en cualquier momento y dieron su consentimiento informado por escrito. Este estudio contó con la aprobación del consejo científico y comité de ética de la Universidad que adelantó el estudio y todo el procedimiento se realizó siguiendo la Declaración de Helsinki revisada en Brasil, 2013. Los datos fueron recolectados anónimamente.

Al finalizar el estudio, se realizaron jornadas de socialización de los resultados con el fin de que las entidades pudiera obtener información para mejorar sus procesos de intervención, y se les entregó un protocolo de evaluación de impacto que les permitirá continuar realizando evaluaciones periódicas que les permitan analizar la evolución de sus acciones y la percepción que de estas tienen los participantes.

Instrumentos

-Escala de Bienestar Psicológico, realizada por Ryff en el año 1989: Consta de 29 ítems que miden las cinco dimensiones del bienestar psicológico. La escala corresponde a un instrumento tipo Likert con 6 opciones de respuesta que van desde “totalmente en desacuerdo” hasta “totalmente de acuerdo”. Las dimensiones de la escala muestran una consistencia interna buena con valores α de Crombach comprendidos entre .71 y .83, excepto la de crecimiento personal cuya consistencia es solo aceptable (α = .68).

-Escala de Medición del Capital Social EMCASO, realizado por Cardozo y Cortés, en el año 2018 con población colombiana: El instrumento cuenta con 63 ítems, los cuales se distribuyen en tres subescalas que miden cooperación, reciprocidad y confianza. A su vez se evalúa en relación con el nivel contextual en tres escenarios: la familia, la comunidad y las organizaciones sociales de base. El instrumento es tipo Likert, con cuatro grados de respuesta que van desde “definitivamente no” hasta “definitivamente sí”. El coeficiente α de Crombach de la escala fue de .96.

Análisis de los datos

Los análisis estadísticos se realizaron con el programa R Core Team (2020) y la caja de herramientas ULLRToolbox (Hernández-Cabrera, 2023). Para determinar el efecto de las intervenciones en el bienestar psicológico y el capital social llevamos a cabo un ANOVA Split-plot. El efecto en el bienestar psicológico se estimó a partir de un diseño factorial 2X6, con el factor intersujeto Grupo (Fútbol vs Nutrición), y el factor intrasujeto Bienestar, con seis niveles: auto-aceptación, relaciones positivas, autonomía, dominio del entorno, crecimiento personal y propósito en la vida. Para el efecto en el capital social, partimos de un diseño factorial 2X3X3, con el factor intersujeto Grupo (Fútbol vs Nutrición), y dos factores intrasujeto, Dominio, con tres niveles: cooperación, reciprocidad y confianza; y Contexto, con tres niveles: familia, comunidad y organización. Cada análisis se realizó considerando la prueba de esfericidad de Mauchly (Mauchly, 1940). Por lo tanto, las violaciones de esfericidad se corrigieron cada vez que la prueba mostró resultados significativos. Se estableció un valor de p ≤ ,05 para que las diferencias entre medias se consideraran estadísticamente significativas. El valor alfa se corrigió considerando el valor épsilon de Greenhouse-Geisser por ser el más conservador.

Resultados

A continuación, se muestran los resultados por escala en los grupos de participantes de ambas entidades; aquella que basa su intervención en atención nutricional, que de aquí de adelante se denominará “Grupo Nutrición”, y aquella que basa sus procesos de abordaje en el fútbol, que de aquí en adelante se denominará “Grupo Futbol”.

Bienestar Psicológico

El ANOVA mostró un efecto principal de Grupo, F(1,251)=66.27, p < .001, η² = 0.66, donde el grupo Nutrición mostró mayores puntuaciones en bienestar psicológico (4.6 Vs 4.07). También encontramos un efecto principal del factor Bienestar, F(5,1255)=148.18, p < .001, η² = 0.20, donde las puntuaciones, independientemente del grupo, fueron más altas en las dimensiones propósito en la vida, seguida de autoconcepto, dominio del entorno, crecimiento personal, relaciones positivas y autonomía, respectivamente. Además, la interacción entre el factor Grupo y Bienestar resultó significativa, F(5,1255)=11.81, p < .001, η² = 0.25, donde el grupo Fútbol obtuvo menores puntuaciones en los 6 dimensiones del bienestar psicológico, aunque las principales diferencias se observaron en las dimensiones dominio del entorno t(987)=-1.06, p < .001, seguida de propósito en la vida t(987) = -0.69, p < .001, relaciones positivas, auto aceptación, autonomía y crecimiento personal.

Tabla 1
Media y desviación típica de los resultados obtenidos en la escala de bienestar psicológico
Media y desviación típica de los resultados obtenidos en la escala de  bienestar psicológico


Fuente: Elaboración propia.

Comparación  entre grupos en las diferentes dimensiones del cuestionario de bienestar  psicológico. Intervalos de confianza al 95%
Figura 1
Comparación entre grupos en las diferentes dimensiones del cuestionario de bienestar psicológico. Intervalos de confianza al 95%


Fuente: Elaboración propia.

Capital Social

En la tabla 2 se muestran medias y desviaciones típicas. El ANOVA con los factores Grupo, Dimensión y Contexto mostró una triple interacción F(4,984) = 4.71, p < .001, η² = 0.08, seguido de una doble interacción entre el factor Grupo y Contexto, F(2,492) = 7.97, p < .001, η² = 0.04, y una doble interacción entre el factor Dominio y Contexto, F(4,984) = 26.67, p < .001, η² = 0.009. Los participantes del grupo Nutrición valoraron mejor el proyecto en todos los contextos y dominios frente al grupo Fútbol, sin embargo, estas diferencias fueron significativas en el contexto Comunidad y los dominios Cooperación t(1058) = -0.3, p < .001 y Reciprocidad t(987) = -0.13, p < .04. En el contexto Organización, las diferencias fueron significativas en todos los dominios. El impacto en el contexto familiar no difirió entre grupos.

Tabla 2
Medias y desviaciones de los resultados obtenidos en la escala de capital social
Medias y desviaciones de los resultados obtenidos en la escala de  capital social


Fuente: Elaboración propia.

Interacción entre el factor Grupo, Contexto y  Dominio del cuestionario capital social
Figura 2
Interacción entre el factor Grupo, Contexto y Dominio del cuestionario capital social


Fuente: Elaboración propia.

Discusión

El presente estudio tuvo como objetivo analizar la influencia de las intervenciones realizadas por dos organizaciones no gubernamentales, en el bienestar psicológico y capital social, de dos poblaciones que viven en zonas de desventaja socioeconómica. Una basada en el fútbol para fortalecer habilidades personales y comunitarias, y otra enfocada en la atención nutricional.

Respecto al bienestar psicológico, los resultados sugieren que las dimensiones de propósito en la vida, autoconcepto, dominio del entorno y crecimiento personal se muestran con las puntuaciones más altas para ambos grupos analizados, lo que refleja que las intervenciones sociales basadas tanto en la atención nutricional como en el deporte pueden tener, en general, un impacto positivo sobre la forma en que las personas proyectan sus metas, se ven a sí mismas, crean entornos favorables para su vida y buscan desarrollar sus potencialidades (Ryff, 189). Estos resultados reafirman la premisa respecto que los procesos interventivos desarrollados por diversas instituciones pueden aportar al desarrollo y bienestar integral de una comunidad, y a la promoción de comportamientos saludables en la misma (Sevil-Serrano et al., 2020).

Por otra parte, en la comparación de los grupos se esperaría que la naturaleza de las intervenciones desarrolladas por la organización basada en el fútbol, arrojen resultados más altos en términos de bienestar y capital social, atendiendo a que el deporte se concibe como una estrategia efectiva para el desarrollo de habilidades personales (Menéndez & Fernández, 2016), para el fomento de valores como la resiliencia, el compromiso y el respeto (Koon et al., 2017) y que garantiza la sostenibilidad de estas acciones a lo largo del tiempo (Ferriz et al., 2020).

No obstante, las puntuaciones más altas fueron obtenidas por la población participante de la entidad que basa su intervención en la atención nutricional. En el caso del bienestar psicológico, las diferencias más altas entre ambos grupos estuvieron en las dimensiones de dominio del entorno y propósito en la vida. En el caso del capital social estas diferencias fueron significativas en las dimensiones de cooperación y reciprocidad del contexto comunitario, y en las dimensiones cooperación, reciprocidad y confianza del contexto organizacional.

Esto indica que los participantes de la intervención basada en la atención nutricional reportan mayores habilidades para crear entornos favorables para satisfacer sus intereses y mayor sensación de que sus vidas están direccionadas de acuerdo con sus metas (Ryff, 1989), en comparación con el grupo cuya intervención se basa en el fútbol. Esto es importante porque otros estudios evidencian cómo el bienestar psicológico se relaciona con el optimismo (Ferrer, 2020), con la percepción de salud, la autoeficacia, la autoestima y la autonomía (Mesa et al., 2019). Lo anterior, respalda la idea de que la atención nutricional no solo es esencial para la salud física, sino que también desempeña un papel fundamental en la mejora del bienestar psicológico y en salud mental en general (Rico et al., 2022). Estos resultados destacan la importancia de abordar la nutrición como un componente integral de la salud y el bienestar en general.

Con relación al capital social, los resultados indican que los participantes de la intervención basada en la atención nutricional aportan a la solución de problemas en su comunidad, contribuyen activamente con las organizaciones de sus barrios, sienten que pueden esperar apoyo de su comunidad, estar seguros que sí participan en proyectos de organizaciones comunitarias recibirán beneficios, y confían en que las organizaciones de sus barrios son capaces de cumplir con los propósitos para los cuales fueron creados (Cardozo et al., 2018). Lo anterior es significativo debido que otros estudios muestran cómo el capital social tiene efectos sobre la desigualdad (Del Tredici, 2022), la percepción de la violencia (Guevara & Parra, 2019) y genera mayores oportunidades en las personas (Ibarra, 2020). Estos resultados respaldan la noción de que la atención nutricional no solo beneficia la salud individual, sino que también puede contribuir a la construcción de comunidades más fuertes y cohesionadas. Esta idea se encuentra en consonancia con los resultados obtenidos por Turizo et al. (2021) en su estudio que involucró a comunidades en situación de desventaja socioeconómica, y que recibieron una intervención basada en atención nutricional; sus hallazgos indicaron que esta intervención tuvo un impacto positivo en la promoción del capital social y el bienestar social de los participantes.

Lo anterior sugiere que comunidades en desventaja socioeconómica, privilegian intervenciones asistencialistas y cortoplacistas que incluyen ayudas alimenticias, sobre aquellas intervenciones cuyos efectos pueden ser más duraderos a lo largo del tiempo, y que se centran más en el uso del deporte como herramienta para el fortalecimiento personal y comunitario. Esto puede explicarse desde las premisas de Landini (2013) quien señala que la gratitud se constituye como un sentimiento que aparece a modo de reciprocidad por el favor gratuito recibido, que es la forma en que muchas comunidades perciben las intervenciones recibidas en su contexto. Asimismo, se puede tener en cuenta el componente estudiado de reciprocidad organizacional, ya que de una u otra forma las comunidades consideran que existe un intercambio de favores entre las organizaciones donde participan. Este sentimiento de recibir un favor puede influir en su percepción de apoyo social y satisfacción con la intervención, debido a que se atiende prontamente la necesidad y se corresponde con la demanda urgente de la comunidad (Canals, 2002; Pastor et al., 2022). Cuando una comunidad recibe atención nutricional, es probable que la perciban como una ayuda tangible, inmediata y directa, lo que podría generar un sentido de gratitud y reciprocidad hacia los proveedores de la intervención. En contraste, la intervención basada en el deporte para el desarrollo personal y comunitario podría no generar la misma percepción de beneficio inmediato y, por lo tanto, no generar el mismo nivel de reciprocidad percibida.

Así entonces, pareciera que la reciprocidad representa un elemento fundamental en ciertas intervenciones asistenciales; al respecto, Canals (2002) destaca que este concepto establece dos criterios asociados entre sí: “1) la gente debe ayudar a quien le ha ayudado, y 2) la gente no debe perjudicar a quien le ha ayudado” (p. 33). Estos resultados son significativos, ya que sugieren que los participantes pueden estar buscando retribuir la ayuda que perciben como una satisfacción de una necesidad básica, la cual en este caso está siendo satisfecha por la entidad que se enfoca en la asistencia nutricional.

Frente a este tema, existen estudios que se centran en los desafíos del asistencialismo en comedores populares, debatiendo su rol en la creación de relaciones de dependencia con la comunidad (Dobrée & Quiroga, 2019; Linares & Sairitupac, 2023). Por lo tanto, resulta crucial proponer alternativas que aborden de manera integral los desafíos del hambre y la pobreza, promoviendo la participación comunitaria y la autonomía (Linares & Sairitupac, 2023).

En esta misma línea, Montero (2004), indica que la falta de comprensión de los agentes interventores respecto a intervenciones no asistencialistas, también se convierte en un factor que incide en que las acciones de las entidades no obtengan los resultados esperados. Esto se alinea con el estudio desarrollado por Cruz (2017) quién analizó el discurso de los participantes de un proyecto en torno a sus concepciones frente a la intervención psicosocial, concluyendo que tanto usuarios como agentes interventores conciben la intervención como una acción vertical, que debe tender la mano, restaurar y cobijar, visiones que se asocian a expectativas asistenciales por parte de la población.

En este sentido, se torna importante buscar desde la acción y el discurso la promoción de relaciones horizontales en el marco de la intervención con las comunidades, desde un rol activo y la comprensión plena de su realidad (Molina, 2022) para que esta fortalezca así su empoderamiento y transformación social.

Conclusiones

La efectividad de los procesos de intervención social en su mayoría depende del alto grado de conocimiento y análisis que se posea de una comunidad o sector a intervenir, con el fin de plantear acciones que influyan de forma paulatina y directa en su desarrollo socioeconómico. En este sentido, el bienestar y capital social son dos áreas fundamentales en la proyección y desarrollo de las comunidades, puesto que dinamizan procesos integrales desde el ser y el hacer individual y grupal, contribuyendo en gran o menor escala al fortalecimiento comunitario.

Las estrategias y/o metodologías de intervención comunitaria son variadas, siendo un componente clave en la participación activa de los actores sociales que confluyen en un sector; aunque muchas entidades toman como punto de abordaje las necesidades básicas como la alimentación; otras acciones como las deportivas, suelen aportar nuevas maneras de hacer frente a las problemáticas sociales. Así entonces, la atención a éstas, como parte esencial de las intervenciones, aunque se muestre un poco asistencial, genera en las comunidades una voluntad participativa más alta debido a que en muchos casos se privilegian intervenciones que de una u otra forma satisfacen sus necesidades más inmediatas, visionando los procesos de evaluación como acciones retributivas.

Por lo anterior, las intervenciones sociales deben manejar discursos que acentúen la existencia de relaciones horizontales, más que verticales, y de ésta forma, los participantes de proyectos y programas comprendan que éstos se constituyen como dinámicas sociales que integran aspectos institucionales y/o Estatales, que tienen como propósito fortalecer el bienestar y el desarrollo comunitario.

Igualmente, es importante incentivar la realización de investigaciones que, que permitan constatar el impacto de las intervenciones sociales desde el modelo de evidencia probada.

Una de las limitaciones de esta investigación es que se define como un estudio transversal en tanto los datos se recolectaron una única vez en el tiempo, por lo que se recomienda que para futuros procesos investigativos se pueda tomar información que evidencie un antes y un después en los resultados de las variables.

En este sentido, futuras líneas de investigación con programas sociales pueden incluir la evaluación de los resultados de las intervenciones en un largo plazo. Igualmente, explorar con otras variables como calidad de vida, fortalecimiento comunitario y habilidades sociales, para explorar el impacto que pueden tener las intervenciones sociales en el desarrollo personal y comunitario. Asimismo, sería interesante explorar estas variables desde intervenciones que integren tanto la atención nutricional como las herramientas de desarrollo personal y comunitaria a través del deporte. Finalmente, sería importante ampliar la investigación mediante la inclusión de más variables sociodemográficas, que permitan brindar una explicación más precisa frente a las diferencias halladas.

Referencias

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Notas de autor

*Autor para la correspondencia: Luz Ibáñez Navarro, libanez@cuc.edu.co

Información adicional

Título abreviado: Deporte e intervención en comunidades desfavorecidas

Cómo citar el artículo: Turizo-Palencia, Y., Arenas-Rivera, C., Ibáñez-Navarro, L., & López-Pérez, P. (2023). Deporte e intervención socioeducativa: impacto en el bienestar y capital social en comunidades con desventaja socioeconómica. Cultura, Ciencia y Deporte, 18(58), 179-198. https://doi.org/10.12800/ccd.v18i58.2036

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APA
ISO 690-2
Harvard
Cultura, Ciencia y Deporte
ISSN: 1696-5043
Vol. 18
Num. 58
Año. 2023

Deporte e intervención socioeducativa: impacto en el bienestar y capital social en comunidades con desventaja socioeconómica

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